Exposición temporal
Rocamora Arquitectura
artiendo de dos salas rectangulares diáfanas, la distribución de los espacios está resuelto con una sucesión de cicloramas concatenados, que transmite al visitante una sensación de inmersión, envolvente, en la escena histórica en forma de paseo agradable.
Este recurso se emplea aquí para exponer los bloques temáticos por espacios, con fluidez , uniendo en el discurso las piezas y explicaciones técnicas, sugerencias imaginaria, haciendo ameno y claro el discurso arqueológico.
Inmerso el visitante en la exposición, el recorrido por ella es fluido, sensual.
Con naturalidad se van organizando zonas virtuales de paso, remansos de estancias, lugares de disfrute y observación pausada de las piezas en vitrina, sincronizando con naturalidad el acontecimiento arquitectónico.
Los audiovisuales se proyectan en los textiles que tapizan las paredes impresas. La articulación de la grafica activa y pasiva dota de dinamismo al discurso científico.
La capacidad pedagógica ha de entrelazarse aquí, con naturalidad, con la ortodoxia técnica, conduciendo al visitante, dejándole ver a través lo justo para intuir lo próximo, invitando a descubrir, convulsionando las sensaciones con el control de la luz y el espacio definido por ella.
Es emocionante siempre el parámetro del tiempo en el proyecto efímero. La durabilidad aquí, es la durabilidad del acontecimiento de la vigencia tasada. El arquitecto proyecta con el tiempo como ingrediente fundamental, que parametriza la materialización y desmaterialización del espacio arquitectónico.
Las fuentes generadoras de luz son fundamentalmente 2: la luz que aporta los 7 audiovisuales que acompañan el discurso gráfico y la luz que emana de la base de las vitrinas de exposición. El resto de iluminación se resuelve cenitalmente con el control dirigido de los focos sobre carril que se distribuyen en el techo de la sala y que van aportando luz en zonas que se desean resaltar o encuadrar.