Casa Uno

Daniel Rojo

MEMORIA

El proyecto está ubicado en el Valle de los Artistas, al sur de Lolol, en un terreno de 5.000m², con pendiente moderada y rodeado por bosques de eucaliptos y viñas.

El encargo consiste en diseñar y construir un taller para la artista visual Paz Lira, que le permita trabajar con obras de tamaño considerable, en un espacio amplio y con un manejo adecuado de la luz.

El proyecto intenta desarrollar e interpretar tres soluciones arquitectónicas propias de la zona, donde recursos espontáneos permiten generar una respuesta acorde con las variables del lugar:

- La incorporación de espacios transitorios entre el exterior y el interior, a través de corredores y zaguanes que, mientras protegen el interior de la radiación en verano y resguardan los adobes de las lluvias en invierno, constituyen espacios de relación entre lo público y lo privado.
- La presencia de un cuerpo arquitectónico claramente definido, donde su volumetría compacta permite reducir el perímetro del edificio, abaratando costos y generando una solución térmicamente más eficiente.
- El uso recurrente de ciertos materiales, cuya abundancia y bajo costo, permiten establecer un modelo constructivo y un paisaje arquitectónico característico de la zona.


El programa se concentra en una planta de 18 x 6 m. Su orientación permite absorber el desnivel del predio, reduciendo los trabajos de nivelación y acondicionamiento del terreno. Se opta por espacios de altura considerable (4,5 m en su parte más alta y 3,3 m en la más baja aprox.), que permitan manipular las obras del artista, lo que además genera una mayor sensación de amplitud al interior de los recintos.

El volumen posee tres fachadas totalmente distintas, cuya permeabilidad responde a factores de orientación y exposición al sol. De esta manera, hacia el poniente y la calle, el taller se presenta como un cuerpo hermético y abstracto, que por medio del contraste realza el paisaje y la naturaleza. Hacia el oriente, el volumen se hace más permeable y una franja translúcida recorre toda la fachada en su parte superior, lo que permite aprovechar la radiación solar en forma indirecta en gran parte del día (recurso adecuado para el quehacer artístico). El desplazamiento del techo y el muro poniente en la fachada norte, ayuda a proteger el interior del sol del verano y de los temporales de lluvia y viento en el invierno, generando además una terraza como espacio de transición entre el exterior y el interior.

Todos los elementos estructurales y los revestimientos de piso y cielo están resueltos en pino insigne y álamo. El revestimiento exterior, tanto en el techo como en los muros, corresponde a planchas de zincalum de onda toledana; mientras en el interior se utilizaron planchas de volcanita de 10mm y cerámicos en zonas húmedas.