18ª compañía de Bomberos

Gonzalo Mardones

18 Compañía de Bomberos,
Vitacura, Santiago de Chile.

El cuartel de la 18 Compañía de Bomberos de Vitacura se ubica en un lugar estratégico entre las dos arterias principales de la comuna logrando así una fácil conectividad con los distintos puntos de la ciudad de Santiago.
Dada la condición del lugar, abierto a los cerros del norte y la cordillera de Los Andes y del programa, que además del cuartel propiamente tal incluye un restauran abierto al público general, el edificio se muestra hacia la calle como una caja de hormigón blanco suspendido en un prisma de cristal que queda flotando. La asimetría producida en la fachada permite destacar la sala de máquinas produciendo una relación interior-exterior, de forma de transparentar en el día las actividades de la bomba y producir un espacio interior neutro y luminoso en la noche.
El edificio se estructura sobre la base de áreas diferenciadas. Estas áreas a su vez, se organizan espacialmente en torno a la sala de máquinas de doble altura y con transparencia total hacia la calle. El cuartel también transparente se abalcona en sus 3 niveles produciendo un espacio abierto y de fácil conectividad. Por último, y en la zona posterior se ubican las viviendas de los conductores residentes y sus respectivas familias mediante un lenguaje con el mismo hormigón pero con una solución más muraria, de forma de no vulnerar la privacidad de las viviendas. Esta zona propone una volumetría a la escala del barrio en donde predominan fachadas de dos pisos separados por distanciamiento de más menos 3 mts. y antejardines a la manera de una ciudad jardín, condición típica de este barrio.
Constructivamente el edificio es de hormigón armado con dióxido de titanio incorporado y un sistema de moldajes, los cuales han sido diseñados y modulados a partir de la geometría de vanos, vigas, antepechos, antetechos y muros. A la manera de un fauve en el piso superior, aparece un elemento de fachada rojo (Alucobond), que destaca por sobre la uniformidad de la materialidad. Este volumen de acero rojo acoge los dormitorios de los voluntarios de bomberos y representa la imagen corporativa e identidad de institución.
La planimetría de estos dormitorios esta resuelta mediante tabiques que conforman los vestidores que cumplen con el doble propósito de separar los recintos de dormir y lograr también una abertura que permite el rápido desplazamiento de los bomberos frente a una urgencia. Estos espacios no tienen puertas de manera de permitir la evacuación y la rápida conectividad con la sala de bombas. Desde este piso superior se puede acceder a través de tubos verticales de acero hasta las maquinas.
De esta manera el proyecto se funda en la idea de desplazamiento y la fluidez la cual se refleja en que todas sus circulaciones compuestas de escaleras, rampas y tubos de emergencia participen protagónicamente del espacio arquitectónico.
La gran escala diagonal que cruza todo el gran espacio de tres alturas hacia la calle produce el equilibrio del volumen total. En la zona debajo de esta gran escala se ha diseñado un espacio que acoge a un carro de bomba histórico (el primero de esta compañía) siendo un de escaparate urbano.
Así esta gran caja de hormigón llena de luz elevada sobre el suelo se presenta abierta y acristalada hacia la calle recogiendo la luz diagonal de la mañana y muraria y opaca hacia la medianera controlando el sol de la tarde a través de perforaciones de vanos menores. Esto además permite cobijar un patio de esparcimiento para los ejercicios y piscina.
Por ultimo, este edificio a través de su gesto del gran escaparate traspasa su programa original transformándose en un punto neurálgico de la calle Alderete, acogiendo actos culturales o otras externalidades, un lugar que regenera el entorno compuesto de viviendas unifamiliares de poca calidad espacial y urbana, haciéndose cargo de la manzana completa a través de su horizontalidad en la fachada.