Casa Balcones
Irene Escobar Doren
La vida de la casa y la vida de la familia.
Vivir en familia supone un intento de coexistencia entre los mundos personales de cada uno de sus distintos integrantes.
Cada casa es un sistema donde conviven intereses, pasiones, pasatiempos individuales y pasatiempos colectivos. A veces caótico y otras veces en un equilibrio delicado de momentos, tiempos y sincronías.
La casa espera - o al menos desea - habilitar dicha coexistencia, pudiendo ser inclusiva sin ser invasiva y capaz de convocar sin traspasar los límites de quienes comparten dicha coexistencia.
Esta casa está ubicada en la localidad de Papudo, en la costa de la Región de Valparaíso, Chile. El sitio se emplaza en un cerro al sur poniente del borde costero y a unos 30 m.s.n.m. Dadas sus coordenadas geográficas (-32,50 lat; -71,45 long) y su cercanía al mar, el clima local es cálido y templado, con temperaturas estables y un alto contenido de humedad. Las lluvias se concentran en invierno, cuando sopla el viento norte. El sitio tiene una superficie de 700 m2, una pendiente media del 8% y se encuentra sombreado por 7 eucaliptus ubicados al oriente del solar.
La arquitectura de esta casa se imaginó desde la idea de coexistencia entre individualidades cuya interacción fuera capaz de producir nuevas relaciones y experiencias. Rincones, gradas, terrazas, balcones. Espacios para la casualidad, para la reunión informal y la conversación improvisada.
Las cualidades de cada espacio estarían dadas por la relación entre las distintas especies de encuentro y su relación con el entorno. Así, la primera decisión de proyecto consistió en organizar la casa alternando los espacios interiores de uso colectivo con los espacios intermedios y exteriores que interactúan con el entorno próximo y lejano. La sala de estar se ex-tiende sobre el sitio hacia la terraza por el norte, el comedor se extiende por el balcón hacia el antejardín, la sala de lectura se vuelca hacia los cerros por el sur y articula el ascenso hacia el mirador superior mirando al mar.
La segunda decisión reúne los espacios colectivos, sin divisiones entre ellos, para permitir distintas actividades de forma simultánea, juntos pero no revueltos.
El nivel inferior y superior albergan el uso común: estar comedor cocina y mirador, mientras el nivel intermedio recibe los espacios privados, conectándolos a través de balcones y terrazas con las copas de los árboles.
La casa se levanta en dos niveles y una cubierta mirador. La envolvente es estanca y continua y está hecha en base a tabiquerías de madera seca de pino, aislación térmica, entablado de madera horizontal por el interior y tejuelas de fibrocemento negro por el exterior. Su orientación norte permite captar el recorrido solar durante el día en invierno y las terrazas cubiertas sombrean los cristales evitando el sobrecalentamiento en verano. La disposición de las aperturas favorece el ingreso de la brisa marina ventilando y eliminando el exceso de humedad, cautelando la calidad del aire y el bienestar térmico en verano.