Museo Ferroviario

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Proyecto del museo ferroviario Liniers

El edificio del museo se establece en la totalidad del terreno, primando en este el concepto de modulación estructural, el cual genera un ritmo y a su vez permite la creación del conjunto a partir de sus partes. La sistematización de la estructura refiere a los galpones ferroviarios o grandes estaciones de trenes, que cubren grandes luces y marcan el ritmo.

La creación de los espacios se trabajó de forma independiente, tanto los sectores públicos como los privados, con un criterio lógico. Estos pueden ser vistos como un tren con su locomotora, vagón-comedor, transportando mercadería o pasajeros a lo largo de las estaciones que se unen por vías.
Mediante un corte de “bóveda de cañon corrido” quebrada, se logra el ingreso de luz que baña al espacio central de exposición. Aquí se alojan las locomotoras y al ser introvertido valoriza los objetos expuestos. Rodean a este espacio central las distintas exposiciones y los talleres que forman parte del recorrido del museo y de esta manera acercan al visitante a las tareas propias del oficio de los ferroviarios.
La relación con el corredor verde del oeste está dada por un gran aventanamiento que toma doble altura, en donde se aloja la función de la cafetería en el entrepiso que “vuela hacia afuera”, dando las mejores visuales hacia el parque.
Siendo el material de la estructura el acero, se usa la chapa como elemento unificador de cerramiento horizontal y vertical. Donde el edificio está cortado, se diferencia con materiales de vidrio y madera. Estos materiales son de accesibles para la construcción debido a que se pueden utilizar durmientes o rieles que están abandonados. Las fundaciones son de hormigón armado.

El concepto constructivo es de un sistema de rápido ensamblaje de la cascara exterior, permitiendo avanzar luego con los trabajos en el interior.